Hola Laura, para comenzar, ¿cuál es tu formación?
Soy auxiliar de Enfermería
¿Qué zona de la residencia cubres tú?
El centro de día
¿Cómo es para ti el trabajo con los residentes?
Ante todo, me encanta trabajar para ellos. Todos los días me voy satisfecha a casa de haber realizado mi trabajo bien hecho, de haberlos cuidado… para mi formar parte como si fueran de mi familia. Es un trato directo, diario.
Con la experiencia que tienes, ¿qué es lo que más te gusta de la residencia?
A nivel profesionales desde dirección hasta enfermería, supervisora… tenemos todos una comunicación estupenda, si hay algún problema se revuelve. Es muy fácil trabajar en el centro. La comunicación es muy buena y eso es importantísimo.
Con todo lo que ha pasado del Covid-19, ¿qué ha supuesto para tu puesto el afrontarlo?
Como soy la auxiliar del centro de día, cuando se tuvo que confinar y se marcharon los del centro de día a casa yo volví a residencia, pero mi cabeza no paraba de pensar en mis usuarios del centro de día que estaban en sus casas, aunque tengo contactos con los familiares y aunque les preguntaba pues les echaba de menos. Ha sido duro, pero desde el centro todos los profesionales lo hemos llevado bien. Es una situación complicada, pero lo hemos afrontado correctamente todo el profesional, se ha trabajado muy bien.
Porque en el centro de día no ha habido ningún caso, ¿no?
Exacto, ningún usuario con Covid.
¿Y tú que estás con los del centro de día, también tienes un contacto directo con la familia de cada uno de ellos?
Cada día al irse llevan un libro en el que detallo lo que ha estado haciendo en la residencia, cómo han pasado el día, si hay algo que necesita, si he notado algo anormal. La comunicación con ellos es fluida, ya sea por llamadas, whatsapp o el libro que tiene cada residente… entonces la comunicación es fluida.
Antes los residentes y los del centro de día estaban juntos, pero ahora están separados.
Claro, es una situación que ojalá se puedan juntar porque los del centro de día se reúnen con los de la residencia, ya se conocen y a veces me preguntan “cómo está fulanita, me gustaría hablar con ella…” pero claro con este momento con el protocolo no se pueden juntar.
Ellos están muy a gusto, sí que es verdad que desde que vinieron la última vez se les ha notado el deterioro y ha sido sólo un mes, pero se les nota porque no tienen esa rutina de: “vienen a por mí, me tengo que ir…” no tienen ese uso y se percibe el bajón. Porque a ellos van a recogerles a casa y está aquí ocho horas y claro y si les frenas esa práctica de hoy para mañana, como le ha pasado, ese parón a ellos luego les cuesta remontar. Con una residente ocurrió que llevaba unos paseos y al estar en casa sola no los hace por miedo a una caída, y aquí todos los días son los paseos, gimnasias, actividades manuales… eso es mucho en todos los niveles.
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